Engordar y bajar de peso
¿Por qué es tan fácil engordar y tan difícil bajar de peso?
Comer es uno de los placeres de la vida pero lleva implícito el riesgo de engordar.
Todo en este mundo ofrece siempre beneficios y riesgos; no hay nada cien por ciento seguro; el placer de viajar tiene el riesgo de un accidente, volar en cometa, el riesgo de accidentarnos también, asolearnos, el de una insolación, nadar, el de ahogarnos y nacer, el de morir; no nos extrañe entonces que comer tenga riesgos también.
Si nos detenemos a pensar un instante en el número de personas que en este momento están deseando perder unos kilos para verse o sentirse mejor, en razón de una enfermedad o por cualquier otro motivo, caeremos en cuenta que la cifra no es despreciable. Si nos molesta tanto estar gordos, entonces ¿por qué razón nos engordamos? Difícil respuesta para una pregunta apenas lógica.
Seguro estarás de acuerdo conmigo si digo que engordar es muy fácil, tan fácil como ir cuesta abajo en una montaña; igualmente lo estarás, si digo que rebajar es mucho más difícil, como ir ahora cuesta arriba por el mismo camino por el que acabamos de descender. ¿Cuál será la razón de esta situación que luce tan REAL?
Debemos en primer lugar saber que la obesidad no se hace de la noche a la mañana, de la semana pasada a ésta semana, ni del mes pasado al de hoy; nos engordamos despacio a una velocidad de año por año; posiblemente debemos admitir que habrá casos de mayor velocidad como el de individuos que viven solamente para comer, pero no son la mayoría; es debido a esta velocidad lenta de engorde que la mayoría de los pacientes con exceso de peso dicen que no comen mucho y yo tiendo a creerles, porque un exceso de 40 kilos en una persona de 55 años se pudo haber hecho a lo largo de 25 años, cuando, por ejemplo, después del último parto a los 30 años empezó a subir de peso año por año ganando 1.5 kilos por año más o menos. No suena extraño entonces, que usted pesara en diciembre del 2007 unos 65 kilos, en diciembre de 2008, 66.5 kilos y que termine este 2009 pesando 68 kilos; ni siquiera se le quedará la ropa, pues usted va comprando nueva ropa cada año o se la van regalando y lo que si ocurre, es que va aumentando de talla... ¿o estoy exagerando?; hace unos años éramos talla 28 o 30 y ahora somos talla 34. Cómo añoramos aquellas épocas en que todo nos servía.
Entonces engordar lentamente es una realidad inexorable si no ponemos atención y nos dejamos llevar por la inercia con la que acostumbramos vivir nuestras vidas aceptando casi como una fatalidad esta realidad.
Analicemos un poco más otras razones de esta tendencia a engordar. En primer lugar nos engordamos por la boca y en segundo término porque no nos movemos; así de sencillo: si usted no come, no es posible que engorde, así no se mueva y se esté quietecito, porque usted sabe que el organismo tiene que gastar calorías diariamente así este durmiendo plácidamente.
¡Mantener el entable del cuerpo cuesta y hay que pagar sin derecho a morosidad!
Total que usted se desnutre irremediablemente y finalmente tiene que morir si persiste en el embeleco de no comer. En cambio, si usted come, pero al mismo ritmo gasta haciendo ejercicio, deporte, trabajo físico duro, etc, usted no engordará, porque la situación se mantiene balanceada, como un vaso que no se llena mas allá de su límite así usted persista en el intento echándole más Coca Cola. Pero si usted ingiere diariamente más calorías de las que gasta, entonces le quedará un excedente calórico de tamaño variable todos los días que será almacenado en su grasa corporal haciendo que usted aumente de peso lenta y progresivamente; ésta situación es el fundamento del problema que estamos discutiendo y por el cual se te puso un balón gástrico.
Otro aspecto de esta situación es que comer es agradable; se come para calmar una necesidad que se llama hambre, pero también se come sin sentirla o sea por placer o por gula, o lo que es más grave, inconscientemente, por hábito. La oferta de alimentos es variadísima y para todos los gustos y paladares, en general hay comida de sobra para todos, en fin, comer no es tarea difícil. Comemos la mayoría de las veces inconscientemente sin medir las consecuencias de lo que hacemos.
Por el otro lado, hacer ejercicio, aumentar la actividad física no es fácil, genera malestar, fatiga si lo hacemos sin orientación y estamos desentrenados, desacondicionados físicamente; se suda, olemos mal. Entonces como seres humanos que somos, preferimos lo fácil a lo que implique esfuerzo.
Luego, aumentar de peso es el resultado de unas fuerzas que actúan en el sentido de comer y no movernos; lo contrario, bajar de peso, exige fuerza de voluntad y fuerza física; lo primero, solo exige dejarnos llevar sin más.
Para hacer claridad con respecto a los mecanismos de engorde y rebaja de peso digamos que la situación fisiológica es similar a una represa donde el nivel de llenado promedio corresponde al peso adecuado para la estatura del individuo; cuando vienen las lluvias, el ingreso de agua se aumenta, la evaporación disminuye porque no hay sol y como resultado final los niveles del embalse suben; existe un exceso de agua en la represa; esto equivale a engordarnos. Cuando aparece la época del verano ocurre lo contrario, las lluvias cesan, se disminuye el nivel de los arroyos que nutren la presa y la evaporación del agua aumenta en razón de la superficie expuesta al sol que lleva la evaporación al máximo; como consecuencia lógica los niveles promedio normales bajan y existe un déficit de agua en el embalse; el individuo ha rebajado de peso. Perfecto ejemplo para ilustrar lo normalmente ocurre en un individuo.
Como pudimos apreciar, las situaciones extremas, de exceso de agua y de déficit de la misma, van y vienen pero por una misma y única autopista de doble vía; o sea que podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que: sólo existe una forma de engordar y sólo existe una forma de devolvernos también.
Con esto quiero decir que tantos y tantos métodos que se comercializan, para rebajar de peso son mentiras y lo malo es que por desinformación, desespero, novelería, entre muchas otras razones, nos sometemos a tratamientos que pueden amenazar nuestra salud: “pierda 15 kilos en 8 días; sin cirugía, sin dejar de comer, sin hacer ejercicio; si no le funciona le devolvemos el dinero”; de eso tan bueno no dan tanto, decía el bobo que no era tan bobo al fin de cuentas. Uno de los objetivos que busco con estos documentos es darle a usted la información necesaria para que tenga el criterio suficiente para decidir que le conviene en materia nutricional y no se deje engañar.
Finalmente, te quiero decir que los alimentos y el ejercicio no se pueden comparar fácilmente como cuando digo que un huevo es equivalente a dos tajadas de jamón por ejemplo; la cosa no es tan fácil ni tan aproximada al poner en la balanza un (1) plato de comida y una (1) hora de ejercicio; esta relación 1 a 1 no es válida realmente. Los alimentos y el ejercicio o actividad física solo se pueden comparar sobre la base de las calorías que tiene cada porción de alimento y de las calorías gastadas por cada tipo de ejercicio realizado, cosa que solo es fácil para un especialista en el tema y para acabar de ajustar, se necesitan dos: nutriólogo y deportólogo.
Pero como de poner las cosas en forma práctica se trata, aprendamos lo siguiente: en general debemos conocer que la comida es muy energética y el ejercicio no es tan gastón de calorías como pareciera ser en comparación con nuestro esfuerzo. El ser humano siempre tenderá a subvalorar o calcular menos calorías cuando come y a sobrevalorar el gasto calórico cuando hace ejercicio y más aún, mientras más desentrenado esté y más fatiga sienta. Veamos con un ejemplo esta situación más claramente:
Supongamos que usted ha consumido los siguientes alimentos:
Usted le consignó 300 calorías a su organismo en 15 minutos que gastó desayunando tranquilamente en su apartamento, solo o en una grata compañía, conversando o simplemente leyendo las noticias del día en el periódico, recién bañado, perfumado y antes de ser recogido por un vecino para ir al trabajo; y eso que le estoy poniendo la difícil y no la fácil, como en un fin de semana, domingo, en la finca, en pijama, en su cama todavía calientita, escuchando música o mirando la TV y siendo su mujer la que le prepara ese desayuno.
Ahora si viene lo bravo: ¿sabe usted cuánto ejercicio tiene que hacer para quemar esas inocentes 300 calorías que se comió?; ¡NI TE LO IMAGINAS! como dice la canción.
A continuación te daré la cantidad aproximada de tiempo y tipo de ejercicio que debes hacer para gastarte tu desayunito:
Entonces ya habrás tomado conciencia de las equivalencias tan desproporcionadas en esfuerzo para que vayas entendiendo por qué engordar no es nada difícil.
Seguiremos analizando estos temas tan interesantes en futuros artículos. Por ahora espero que esta información te sea de utilidad, la uses y la incorpores a tu vida.